TERREMOTO.
Aunque el caso Pélicot se destapó por casualidad, este tipo de seísmos no suceden por una carambola del destino. Sabemos que estas cosas no ocurren sólo de forma extraordinaria en la región francesa de Aviñón.
El temblor constante es el suelo sobre el que las mujeres caminamos cada jornada.
Las vibraciones del abuso son el seísmo nuestro de cada día.